domingo, 25 de diciembre de 2011

Crítica de Cine: Poesía, de Lee Chang-dong


Mija (Yun Jeong-hie) tiene 66 años y vive con su nieto en una provincia de Surcorea. Trabaja cuidando a un hemipléjico y recibe una pensión del gobierno. Le gustan las flores y, según confiesa, hablar cosas raras. Por eso se inscribe en un curso de poesía, aunque le cuesta escribir y encontrar la inspiración. Además, está empezando a olvidar algunas palabras, producto de un incipiente alzheimer que acaban de diagnosticarle. Mija viste bien, es encantadora y cuenta que en el pasado rompió muchos corazones.

Mija empieza a asistir a clases y el profesor (Kim Yong-taek) le dice que amar la poesía consiste en descubrir la belleza verdadera en todo lo que vemos ante nosotros. Y que, por ejemplo, la inspiración llega al “conversar” con la manzana, al sentirla, escucharla, morderla; incluso en el desagüe del lavavajillas pueden develarse maravillas. Pero la intimidad de la protagonista no está hecha de manzanas, árboles y cosas simples. El mundo, para ella, está por volverse demasiado extraño.

Su nieto Joon-wook (Lee Da-wit), junto a otros amigos de escuela, están involucrados en el suicidio de una compañera. Los padres de éstos deciden proponerle a la madre (Park Myeong-shin) de ella un arreglo económico para que no denuncie el crimen y cuidarse, al mismo tiempo, de que la prensa no lo investigue. Mientras los encargados del colegio aprueban la idea, Mija la recibe con un silencioso desconcierto. No sabe como conseguirá la parte del dinero que le corresponde entregar.

El relato de Poesía corre con la delicadeza de los buenos modales y la ambigüedad de los acuerdos por conveniencia. Avanza con el encuadre preciso y la palabra precisa, sosteniendo la idea de que los mayores ya no conocen a sus hijos y nietos. Que un abismo cultural los separó de una generación que disolvió el pasado, sus costumbres y valores. La generación que adquirió autonomía y relativiza la muerte, el sexo, el pudor. Y a la cual poco le interesan las vidas de viejos con recuerdos de viejos.

El punto de vista de la dirección se compromete con la perplejidad de la protagonista, quien, en medio de ella y casi sin percatarse, llega a la escritura para sobreponerse al sufrimiento, asimilar la marcha demoledora del tiempo y proteger la memoria. La capacidad de evocación de esta obra está contenida en buena parte de su espléndido guión, galardonado con la Palma de Oro en la penúltima edición del Festival de Cannes.

Una película que se titula Poesía bien puede inducir a imaginar contenidos cifrados o tinglados metafóricos. Afortunadamente, la cinta no se hunde en charcos intelectuales. Porque su tema no es la pedagogía literaria. Su tema es la pedagogía del dolor. Explorar en ese aprendizaje siempre es un desafío que sólo logra superar la seguridad de los grandes cineastas. Y Lee Chang-dong es uno de ellos.

SHI
Dirección y guión:
Lee Chang-dong Con: Yun Jeong-hie, Kim Yong-taek, Lee Da-wit, Park Myeong-shin, Hira Kim. 139 minutos.