La estética recargada y grandilocuente de “La doña”, nueva teleserie nocturna de Chilevisión, merece algún aprecio y al final un gran castigo. Cuando ella se traduce en potenciar la dirección de arte, cuyo presupuesto llegó a niveles más que generosos, la propuesta gana en carácter y estilo. En cambio, cuando invade la narración en su totalidad, la experiencia se vuelve ingrata.
Ciertamente, cualquier melodrama tiene licencia para la exageración. Sin embargo, el hecho de que en esta producción esté llevada al paroxismo –en el guión, en las actuaciones, en el perfil de los personajes, en la resolución de las escenas- solamente confirma que la señal de Turner hace un buen rato optó por la “tropicalización” de su área dramática, a la cual el director Vicente Sabatini llegó para adaptarse.
Así las cosas, más que profundizar en temas de sus anteriores trabajos, el interés visible del ex realizador de TVN consiste en generar climas. Desde sus primeras secuencias, “La doña” golpea con atmósferas de sordidez, de odiosidad y, sobre todo, de lascivia. Si en un principio esas libertades del horario fueron sinónimo de riesgo, hoy parecen una opción conservadora que sólo alimenta el morbo. En eso Chilevisión ha estado volando alto últimamente y, por tanto, no sorprende su liderazgo a la hora de destinar a sus audiencias lo que quieren ver.
Como nueva reconstrucción empática del Chile colonial y de la figura de Catalina de los Ríos, puede ser valiosa. Como escenario del regreso de la dupla Sabatini-Di Girólamo, puede resultar interesante. Pero como teleserie, “La doña” no se salva: el resultado es de regular a malo.
LA DOÑA (Chilevisión) Dirección: Vicente Sabatini Jefe de libretos: Carlos Galofré Con: Claudia di Girólamo, Juan Falcón, Alfredo Castro, Rodrigo Pérez, Luz Jiménez, Ricardo Fernández, Cristián Carvajal, Alejandro Goic, Sofía García Lunes a Jueves 22:30 hrs
Ciertamente, cualquier melodrama tiene licencia para la exageración. Sin embargo, el hecho de que en esta producción esté llevada al paroxismo –en el guión, en las actuaciones, en el perfil de los personajes, en la resolución de las escenas- solamente confirma que la señal de Turner hace un buen rato optó por la “tropicalización” de su área dramática, a la cual el director Vicente Sabatini llegó para adaptarse.
Así las cosas, más que profundizar en temas de sus anteriores trabajos, el interés visible del ex realizador de TVN consiste en generar climas. Desde sus primeras secuencias, “La doña” golpea con atmósferas de sordidez, de odiosidad y, sobre todo, de lascivia. Si en un principio esas libertades del horario fueron sinónimo de riesgo, hoy parecen una opción conservadora que sólo alimenta el morbo. En eso Chilevisión ha estado volando alto últimamente y, por tanto, no sorprende su liderazgo a la hora de destinar a sus audiencias lo que quieren ver.
Como nueva reconstrucción empática del Chile colonial y de la figura de Catalina de los Ríos, puede ser valiosa. Como escenario del regreso de la dupla Sabatini-Di Girólamo, puede resultar interesante. Pero como teleserie, “La doña” no se salva: el resultado es de regular a malo.
LA DOÑA (Chilevisión) Dirección: Vicente Sabatini Jefe de libretos: Carlos Galofré Con: Claudia di Girólamo, Juan Falcón, Alfredo Castro, Rodrigo Pérez, Luz Jiménez, Ricardo Fernández, Cristián Carvajal, Alejandro Goic, Sofía García Lunes a Jueves 22:30 hrs
Jamás veo televisión nacional sólo muy pocos y contados programas y menos teleseries, ESTA ha sio la única que desde el primer capítulo seguí hasta hoy, creo que es merecedor de una gran felicitación, espero que los comentarios no sea por la absurda razón del sexo, ya que por lo mismo es en horario nocturno y no podemos seguir siendo tan cartuchones en este país...Gracias
ResponderEliminarPrimero, gracias Viviana por comentar. Debo sincerarme y decir que vi La doña, menos tiempo que tú, sólo dos semanas y las razones están ya dichas. Me parece que lo de los desnudos sí son burdos, pero al final algo menor (traté de ser sutil criticando eso). Los problemas más graves son de guión y de actuaciones. Me da lata ver, por ejemplo, a dos actores que yo admiro muchísimo, como Rodrigo Pérez o Alfredo Castro, en papeles tan discretos. Y también da mucha lata ver que Chile adopta modelos telenovelescos pifiados del extranjero.
ResponderEliminarMuchos saludos!